jueves, 13 de octubre de 2016

Por alusiones

Anda que... esto sólo acaba de empezar y ya me meto en lios... 
Supongo que promete ji ji.

Se me ha presionado para rectificar mi anterior -y primerísima- entrada en este blog.
Los damnificados [y yo no miro ni aludo a nadie, ejem, lejos de mi] se han sentido ligeramente atacados por las difam... por las licencias poéticas de que me he servido para embellecer la realidad.
No obstante, os alegrará saber que hemos llegado a un acuerdo satisfactorio para ambas partes y no voy a rectificar na de ná.
Que me da pereza.
Y es mucho trabajo, jope.
Que ya me paso los dias dibujando en casa como una esclava... y total, ¿para qué? Para que luego llegue otro a decir que si "Pues yo lo haría mejor", y que si "Aaay... ese brazo tiene una postura rara ¿no?...", "Pues a mi me gustaba más antes...", "¿Y por qué a mí no me dibujas nunca...?" Claaaaro porque total, a mi no me cuesta nada, como yo no trabajo, como yo no tengo vida propia, ni inquietudes, ni nadie que me abanique ¿NO??
Esperad, creo que me he liado...
Total, que hemos llegado a un acuerdo: yo dejo a la gente vivir tranquila, y a cambio, dibujo lo que me da la gana.
¡Pues vaya trato! Si eso ya lo hacía yo... jijiji pringaos



"¿Una ZANAHORIA?? ¿Pero qué m**rd* de soborno es este??"

A ver, en honor a la verdad debo decir que no todo-todo lo aducido en el anterior post es completa ni estrictamente fiel a la realidad.
Vale, puede que ni remotamente.
Y puede que haya usado personajes y situaciones ficticios cuyo parecido a personas o situaciones reales es pura coincidencia COMPLETAMENTE FICTICIOS que estuviesen remotamente inspirados en alguien que pudiese quizás tal vez minimamente darse por aludido, pero que en la realidad sea mucho más apuesto y dulce y por-favor-la-tableta-no-que-la-uso-para-trabajar.
Bueno.
Excepto lo del ritual.
Eso es evidentemente verídico.

Así que desde Saco de Kikos deseamos a Maromo -que obviamente no existe y si existise sería infinitamente más apuesto-dulce-tableta en la vida real- que lo pase bien en Laponia -¡JA! si es que es su verdadero nombre- y que no se le congelen los dedos de los pies ni la nariz y los pierdA Y SE LOS COMA UN RENO...
Sin acritud.

¡Sean felices!


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